A veces, la vida, esa señora de la calle, se empeña en hacérsenos imposible. Ya no es que tu jefe en tu trabajo, tu ex, o la gata de tu vecina, que está en celo y no hay quien la soporte, se empeñen en que no puedas dormir por las noches. Es que las cosas tienen la mala costumbre de ponerse cuesta arriba sin venir a cuento. Creo que sabes de qué te estoy hablando.
Y lo peor es que no siempre tenemos la solución práctica en las manos: el jeficidio no es una opción; no parece que tu ex se quiera mudar a una cueva de Saturno; y el gato se merece más respeto que esa imbécil que tienes por vecina que, esta sí, debería mudarse a lo más profundo de la jungla amazónica, donde no le va a molestar la música a medio decibelio un sábado a las once de la noche.
Es en estos casos cuando puedes aplicarte algunas ideas o recordar ciertas frases no muy diferentes de estas:
- Mi sonrisa no significa que tenga una vida ideal: es que no necesito más para ser feliz.
- ¡Sonríe y enamórame de una vez!
- Me rindo: a partir de hoy me resigno a ser feliz, sin luchar contra ello.
- Disculpa que sea feliz, pero a estas alturas de mi vida no pienso cambiar.
- ¡Guárdate esa sonrisa antes de que enamores a todo el mundo!
- Soy feliz, más que nada por tocar las… morales.
- La felicidad te ahorra mucho dinero en maquillaje.
- Si la vida te da limones… Es su problema. Tú, sigue comiéndote ese pastel.
- Cuando hables, procura llevar siempre una gotita de miel debajo de la lengua.
- Del mismo modo que el sol más agradable es el que sale después de haber llovido, la sonrisa más luminosa surge de la victoria sobre las lágrimas.
- Sabes que aún no se pagan impuestos por sonreír, ¿verdad?
- No es preciso un coche de lujo, una gran casa, ropa cara… Para ser feliz sólo necesitas no necesitar tonterías.
- ¿De verdad no te das cuenta de lo feliz que eres?
- Desafina a gritos, baila como si te hubiera dado un ataque de locura, cuenta chistes tan malos que no te rías más que tú… Y ya tendrás tiempo para tonterías.
- Era tan ignorante, tan ignorante, que no sabía reír.
- Si le das un buen bocado, descubrirás que la vida es mucho más dulce de lo que pensabas.
- Por mucho que te moleste, me niego a no ser feliz.