No canto para ser feliz, soy feliz porque canto

Que la música amansa a las fieras es bien sabido por todos, pero no solo las tranquiliza sino que hace que nuestro ánimo se vea reforzado y nos encontremos mucho más felices. Cuando estamos alegres en seguida nos ponemos a tararear o cantar cualquier cancioncilla que nos venga a la mente; pero, ¿qué es lo que nos hace felices? ¿cantar o la propia música?

Beethoven, hace ya mucho tiempo, dijo: “la música nunca miente porque es la celebración de la vida (…) es la combinación de sonidos con el tiempo en forma agradable al oído y al espíritu”. Por estas palabras del compositor podemos deducir la música como algo positivo en sí mismo, como un motor que impulsa a nuestra alma a seguir delante de forma más feliz.

No canto para ser feliz, soy feliz porque canto

La música tiene una capacidad especial para hacernos llevar a los lugares más placenteros de nuestro pasado; aunque también es cierto que puede ocasionar cierta nostalgia, son muchos más los beneficios que de ella se destilas.

Bienestar de la música

La musicoterapia lleva ya bastantes años rehabilitando personas. Se ha convertido en una de las mejores formas para encontrar la felicidad personal. Cuando hablamos de terapias musicales nos referimos no solo a aquellas que hacen escuchar música, sino también a aquellas técnicas derivadas del canto o de la práctica de tocar un instrumento.

Estos procedimientos son aptos para todas las personas, sin importar edad, sexo o cualquier otra condición. Por otro lado, el hecho de cantar está asociado con la segregación de endorfinas, que son las que mejoran nuestro estado de ánimo. Es decir que cuando uno canta se siente mucho más feliz.

Influencias positivas

Ahora bien, ¿qué fue antes? Cantamos para ser felices o somos felices y entonces nos ponemos a cantar. La frase que titula este artículo es de un filósofo llamado William James y en realidad aclara un poco la pregunta que nos hacemos. La cosa es que ambas son válidas, son recíprocas.

Es decir, si estamos felices lo “normal” es que lo mostremos a los demás, o sea, cantamos. Por el otro lado, la felicidad tampoco viene de la noche a la mañana, hay que trabajarla y estimular nuestro optimismo y la manera positiva de ver las cosas. Por lo tanto, hay que buscar fuera de nosotros algunos de los elementos que nos puedan ayudar a encontrar un equilibrio emocional y la sensación de bienestar con uno mismo y con el mundo y no hay mejor manera que buscarlo con música.