Todos nosotros tenemos épocas malas en nuestras vidas. Seres queridos que ya por desgracia no están, amistades que se rompen, amores que se terminan, vidas que cambian de manera inesperada… Todas estas pueden ser razones más que de sobra para que nos sintamos abatidos y destruidos y que incluso pueda ser el fin de todo ya que nos sentimos sin fuerzas para continuar y seguir adelante. Pero ¿os digo un secreto? Nada es imposible, el fin de una etapa solo significa que es el principio de otra.
Puede que al principio no lo veamos así y que cuando nos ocurren cosas negativas en nuestra vida veamos incluso todo lo contrario y pensemos que ese fin es el fin de todo. Pero a día de hoy, como dice el dicho, nadie muere por nadie. Así que si algo no va bien, es precisamente en ese momento cuando debemos levantarnos, mirarnos al espejo y decirnos a nosotros mismos que todo cambiará y que volveremos a ser los dueños de nuestras propias vidas.