Ordenar y organizar el ambiente físico de nuestro espacio personal nos puede ayudar a iniciar el cambio. Organizar nuestro entorno nos puede ayudar a trabajar y a descansar mejor. La falta de organización y el desorden constante pueden provocar sentimientos de impotencia, desesperanza y derrota, sin mencionar los altos niveles de cortisol, la hormona del estrés. “El estrés tóxico” lo hace envejecer rápidamente, afectando a casi todos los tejidos y órganos de tu cuerpo.
Los armarios repletos y los cajones desorganizados no solo son molestos a la vista, también hacen crecer la ansiedad y son una de las causas del estrés. El desorden impide hacer las cosas a tiempo.
En consecuencia, no cumplimos con los plazos, olvidamos las citas e irritamos a nuestros amigos y la gente con la que trabajamos, todo lo cual provoca estrés que dificulta aún más organizarse. Es un círculo vicioso. Pero el desorden tiene un propósito inconsciente, oculta problemas de nuestra vida que no queremos enfrentar.
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