¿Alguna vez te has sentido tan abrumado o estresado que no puedes pensar con claridad? ¿Has tenido días en los que sientes tus pensamientos tan desordenados que no puedes concluir alguna tarea, proyecto o compromiso sin importar cuál sea? En esos momentos hay que saber como tranquilizarse.
Cuando nuestra mente está llena de preocupaciones o nos sentimos abrumados. El estrés actúa como un agente que obstaculiza la claridad de nuestra mente. Aminora nuestra creatividad, la cual en general, suele fluir mejor cuando estamos tranquilos. El estrés también puede ser visto como una sustancia dañina para el cuerpo que nos intoxica la mente y puede llegar a enfermarnos tanto física como mentalmente. El estrés es responsable de minúsculas ulceras gástricas hasta graves accidentes cardiovasculares.
Por lo regular la paz mental – con la que solíamos vivir hasta antes de que el estrés se apoderada de nuestra mente- se pierde a causa del perfeccionismo y la tensión que predomina en estos ambientes. Otro de los motivos por el que vivimos con el estrés a flor de piel se debe a que enfocamos la mayor parte de nuestra atención a las cosas que no tenemos o a aquellas que nos molestan, ya que solemos olvidar que somos nosotros quienes le concedemos a las cosas la habilidad para afectarnos.
Son estos momentos de estrés en los momentos en que la confianza en nosotros mismos se ve mermada, ya que nuestra mente está tan abrumada que simplemente no sabemos qué camino tomar. Las experiencias estresantes y la sensación de que las cosas nos superan puede ocurrir en cualquier momento de nuestra vida, independientemente del ámbito. Por ello es que debemos aprender a tomar medidas para tranquilizarnos a nosotros mismos en estos momentos. Para ello, me tomé la libertad de enlistar una serie de consejos que pueden serte útiles:
Date un minuto para hacer un recuento de las cosas. Sin importar que tan malo haya sido tu día, tu semana o una larga racha, siempre podrás tomarte unos minutos para pensar en las personas y las cosas en tu vida por las cuales estar agradecido. Pensar a menudo en las personas queridas y en las cosas buenas en nuestra vida son una poderosa herramienta que nos facilitará no perder de vista nuestros objetivos o metas. Al tener una firme motivación, nuestra mente comenzará mantener más el control en estas situaciones estresantes.
Respira profunda y lentamente. Aprender a respirar correctamente nos permite controlar mejor ciertos estados de ánimo. Podemos controlar nuestro nivel de estrés a través de nuestro ritmo respiratorio. Una respiración balanceada y rítmica lleva armonía a la mente y a la vida. Basta con una sencilla técnica de respiración profunda para aliviar el estrés y la ira. Para ello, basta con sentarte en algún lugar en el que te sientas cómodo, con tus brazos sobre las piernas. Cierra los ojos para evitar estímulos del exterior, y repite el ciclo de respiración siete o nueve veces, o continúa practicándolo hasta sentirte más aliviado.
Identifica las causas constantes de estrés. Para poder enfrentar el estrés lo primero es aprender a reconocer los signos y síntomas en nosotros mismos. Si bien el estrés es un conocido factor desencadenante de depresión, también puede afectar nuestra salud física. Estos signos pueden ser cambios en la forma como funcionamos día a día o diferencias en nuestro cuerpo, como hombros más tensos, o diferencias en nuestra forma de pensar o nuestro bienestar general. Para identificar las causas de estrés y tratar de minimizarlas debes hacerte las siguientes preguntas: ¿Lo que me hace sentir estresado y abrumado es una amenaza real? ¿O es algo que me está provocando preocupación sin fundamentos?.
Vive el presente. Debemos vivir el momento presente. Mucho de las causas de nuestros conflictos nerviosos es el hecho de no ser capaces de vivir el momento presente. Muchas veces los acontecimientos pasados nos causan rencor y los acontecimientos futuros nos causan preocupación. Reflexionemos cuántas veces no vivimos preocupados por cosas que en realidad nunca llegaron a suceden en la vida real.
Permitimos que los problemas pasados y las preocupaciones futuras dominen nuestro pensamiento presente a tal grado que terminamos frustrados, ansiosos, deprimidos y desesperanzados. Cuando estamos ocupados planeando, nuestros hijos crecen, la gente que amamos se aleja de nosotros, y en general nos perdemos de vivir.
Si bien el estrés podría no tener ningún beneficio o utilidad a simple vista, en ocasiones es estrictamente necesario transitar antes ciertas experiencias de aprendizaje – que podríamos percibir como meros contratiempo – pero que te que preparan para algún día desplegar todo tu potencial y así, cumplir paso a paso las metas u objetivos que te has propuesto.