Alguna vez te has preguntado ¿Cual es mi vocación profesional? ¿Qué estarías haciendo si el dinero no fuera un objetivo? ¿De qué manera tendría que estar viviendo para disfrutar realmente de la vida? ¿Qué te gustaría realmente hacer para vivir? Seguramente tu y yo, al igual que muchas otras personas responderíamos que pintores, poetas, músicos.
Pero debido a nuestro sistema educativo y a la sociedad misma, esas profesiones, esas vocaciones no son verdaderas profesiones generadoras de efectivo. Las personas que nos rodean, nuestros padres y profesores generalmente nos alientan a elegir una profesión que en ocasiones dista mucho de ser eso que verdaderamente disfrutamos. En mi opinión, sin importar qué profesión sea la que tiene un sueldo con más ceros, creo que se debe optar por aquella que deseamos ejercer de corazón.
Olvídate del dinero por un minuto y piensa ¿De no ser por el sueldo, seguirías en tu empleo actual? Quiero enfatizar la importancia de elegir lo que realmente deseamos de corazón. De lo contrario el tiempo pasará y terminarás sintiéndote como si hubieras estado perdiendo el tiempo.
Terminarás haciendo cosas que no te gusta hacer en lugar de estar haciendo esas magníficas cosas que podrías estar haciendo. Cuando estás en la fila del banco, en el centro comercial o en supermercado ¿Has notado caras largas en los empleados? Seguramente muchos de ellos preferirían un empleo al aire libre, o trabajando con maquinaria, o inventando cosas, organizando eventos, cocinando, lo que se te ocurra.
Me parece un tanto sorprendente como las personas se resignan a sabiendas de que la vida es demasiado breve como para perder valiosos años de vida haciendo algo que no disfrutan. Viven su vida de manera miserable y por ende, así son sus días. ¿Qué mejor prueba de ello que las caras largas y los ceños fruncidos? Al final, si realmente estás haciendo lo que disfrutas, no importará qué cosa sea por que eventualmente serás bueno en ello, después lo dominarás y finalmente, terminarás destacando de entre el resto por ser el mejor en eso que tanto disfrutas hacer.
La mejor manera de ser el mejor haciendo lo que disfrutas es haciéndolo todos los días, haciéndolo parte de tu vida. Quizás no sepas exactamente qué es eso en lo que eres bueno. Quizás te gusten muchas cosas. Y quizás tengas que elegir e intentar entre varias opciones. Pero a pesar de que no tengas estas certezas te aseguro, que lo que sí sabes es lo qué no te gusta. Tú mejor que nadie te conoce y por ende sabes qué cosas no te gusta hacer. Es importante que hagas a un lado los deseos y las opiniones ajenas y te preguntes “¿qué quiero hacer?”. ¿Qué quiero estar haciendo mañana que podría seguir queriendo hacer en diez, veinte, treinta años? ¿Quiero seguir haciendo lo que hago hoy en diez años?
Recuerda, el único dueño de tus decisiones eres tú, por tú y nadie más que tú tiene el poder para decidir de qué maneras pasarás el resto de tu vida, si la vivirás haciendo aquello que deseas, en lo que eres bueno, o la vivirás haciendo las cosas en las que te has estancado.